jueves, 25 de marzo de 2010

Bienvenidos al basurero

Después de varios años de haber salido de la universidad, todavía resuenan en mi cabeza aquellas primeras palabras que nos dijo un maestro, extendiendo sus brazos, durante aquel primer día de clases.
-¡Bienvenidos al basurero!-
    Hoy aún recuerdo la cara de idiota que pusimos al escuchar tan hiriente verdad tirada a bocajarro, algunos se quedaron serios, inmóviles como si les hubieran aventado una cubeta de agua fría, otros más nos tapamos la boca para evitar escapar una risita incrédula. Pero no nos indignamos, simplemente estabamos atúrdidos por la sorpresa. No estabamos preparados para tal recibimiento, uno esperaba el estilizado y repetitivo primer día de clases en donde se nos baja la luna y las estrellas para después amanecer con la cruda y los calzones abajo. Quiza algun otro maestro hubiera formulado algo tradicional como Ustedes son el futuro de México el día de hoy comienzan un nuevo trayecto que les abrira las mentes. Nada se abrío
    Durante las primeras clases los maestros no iban, después comenzaron a deambular en una aburrida procesión repetitiva que se prolongó por varios semestres, las clases se sucedian ad infinitum, un maestro salia mientras entraba otro con taza de café en mano, uno tras otro recitaban un aburrido discurso que no iluminaba. Estudie en un Instituto Tecnológico, pero era una mentira, pues ni era Instituto ni era Tecnológico, a nosotros se nos enseño simplemente las herramientas necesarias para trabajar en una máquila. En nuestra escuela no teniamos laboratorio de física, ni haciamos investigación ni se hacia nada de lo que se hace en un Instituto Tecnológico, pero mi escuela no era la única pues todo el sistema Mexicano esta más o menos estandarizado: Todo esta igual de jodido. Las clases las tomabamos en estas cajas de ladrillos con ventanas grandes que les suelen llamar aulas pero que son en realidad cajaulas. Ahí me tuve que tronar toda la carrera.
    A pesar de todo, el sistema funciona, al finalizar mis 9 semestres de carrera estaba listo como soldadito para unirme al mercado laboral de profesionistas.
    Todavía hoy me resuena en la cabeza aquellas primeras palabras, pues fueron verdaderas, las pronunció el mejor maestro que tuve quizá el único. Dicho esto bienvenidos al basurero.